Es cierto que un consumo muy elevado de té podría provocar la aparición de algunas manchas en el esmalte dental, aunque muy a largo plazo. No obstante, se trata de un asunto poco alarmante y de fácil solución. En este artículo te daremos algunos consejos sencillos para que beber té verde y tener unos dientes blancos sea totalmente compatible.
Los causantes de estas manchas a largo plazo en los dientes son los taninos, unas partículas diminutas presentes en muchas plantas y que muestran colores muy variados. Por su parte, la acidez propia del té también puede traspasar el esmalte dental, creando porosidad en él y provocando nuevas manchas bajo este.
Sin embargo, estos efectos indeseados del té verde se dan solo si no se lleva a cabo una correcta higiene dental. A continuación te damos unos sencillos consejos, básicos para cualquier persona.
Consejos después de tomar té verde
Todos los consejos que aquí detallamos para que el té verde no cambie tu bonita sonrisa se han de llevar a cabo especialmente tras consumir esta bebida:
- Lávate los dientes a menudo, especialmente si has tomado té verde. Dos veces al día es un número suficiente.
- Bebe bastante agua. Más allá de los beneficios de hidratación que conlleva la ingesta de agua, ayuda a eliminar los taninos procedentes del té.
- Enjuágate los dientes a conciencia. Y esto está relacionado precisamente con el anterior punto y la capacidad limpiadora del agua. No emplees solo enjuegue bucal de tipo flúor, sino también agua. No servirá para sustituir a un buen cepillado pero sí ayuda cuando no es posible realizarlo.
- Utiliza hilo dental para incidir en las zonas más difíciles de alcanzar, tanto por el cepillo como por el agua.
- Mastica chicle, pero asegúrate de que se trata de uno recomendado por los dentistas y sin azúcares y otros ingredientes nocivos para los dientes.
Más allá de todos estos consejos que tienen como objetivo mantener los dientes blancos y prevenir eventuales manchas, es interesante recordar que diversos estudios han demostrado que el té verde fortalece la salud bucal. Por ejemplo, manteniendo las encías más resistentes ante las bacterias y evitando su sangrado.
