A estas alturas de la primavera el calor ya empieza a apretar. Ensaladas y frutas llenan nuestros platos, pero también se nos antojan los helados y algunos refrescos con los que deberíamos tener cuidado si no queremos ver nuestra salud comprometida (o nuestra operación bikini). Ante esto, un rico té frío casero puede ser una gran alternativa y muy saludable. ¡Estamos seguros de que se convertirá en tu bebida favorita de la temporada!
Natural, sabroso, sin azúcares añadidos y te lo puedes llevar a cualquier lugar, ¿qué más se le puede pedir? El té frío ofrece multitud de posibilidades, tantas como variedades de té con los que prepararlo, frutas, otras hierbas, combinaciones... al final todo es probar. En este artículo te daremos algunos de nuestros sabores favoritos para preparar una buena jarra de té helado, pero lo mejor será empezar por algunas formas para prepararlo.
¿Preparo mi té frío casero con agua fría o caliente?
Pues se puede hacer de las dos maneras, así que te vamos a explicar cómo preparar un buen té frío casero empezando por la maceración. Esta podría considerarse la forma menos común de hacer té helado y requiere algo más de tiempo, pero es muy sencilla. Para prepararlo sólo hay que juntar en un recipiente agua del tiempo, unas 5 cucharadas de té por cada litro de agua y endulzante, en caso de que te guste. Es interesante que tu endulzante no sea refinado si no natural, como la miel o el azucar de caña. Aportarán algo de sabor a la mezcla pero conseguirán que tu té helado siga siendo un refresco muy saludable. Mételo en la nevera y déjalo ahí un mínimo de 8 horas, una noche por ejemplo, y una vez transcurrido ese tiempo cuélalo y ¡ya tienes tu té frío casero listo para beber!
Otra forma de prepararlo es en infusión. El proceso es el mismo que con el té caliente, sólo que posteriormente lo dejaremos enfriar a temperatura ambiente (nunca lo meteremos en la nevera de repente) La diferencia está en la cantidad de agua que emplearemos, ya que necesitamos un cuarto menos de agua. ¿Porqué? pues porque así queda más concentrado y podremos añadir hielo sin miedo a que nuestra bebida quede excesivamente aguada ni a que pueda perder su sabor.
¿Y cuál es la mejor variedad?
En cuanto a los sabores, no hay nada escrito, cualquier variedad de té es susceptible de prepararse en frío, sólo hay que coger nuestro favorito y probar. Sin embargo es conveniente preferir aquellos que tengan un sabor más suave, como el té verde o blanco, o frutal, ya que en frío tendrán un sabor más agradable y serán más combinables. Además queremos añadir frutas y otros aromas a nuestro té favorito, como el limón o la menta, que son dos de los grandes favoritos de la temporada por resultar muy refrescantes.
Te vamos a dar alguna idea, por ejemplo, un té rojo con arándanos puede ser perfecto para tomar en frío, con altas cargas de antioxidantes, que ayudarán a combatir los efectos del sol, y muy poca teína para que lo puedas disfrutar en cualquier momento. Y uno de nuestros favoritos, el Rooibos bombón, con coco y cacao, que macerado con fresa proporciona un sabor muy suave, dulce y refrescante. Además, al no tener ni pizca de teína, es perfecto para cualquier momento del día y ¡para toda la familia!
¿Quieres saber más sobre cómo preparar un té frío casero? En este artículo de Teterum tienes algunas recetas para que pruebes y adaptes a tus gustos.
¿Y tu? ¡Comparte con nosotros tu receta de té frío casero!